Me concilié con el sol hace muchos veranos
primeras otoñales e inviernos calurosos
de alboradas gentiles y tierras de palmeras.
Me concilié con la luz y las vitaminas
con el lado luminoso de las cosas
la naturalidad y la verdad de frente.
Me concilié sin tapujos escudriñantes
sin martillos de golpes secos y huraños
ni andrajosos dobleces en las penurias.
Me concilié con los temblores del miedo
porque nunca salgo a comprar en botica
lo que no puedo encontrar en mis ojos.