
Pasan treinta años
con el miedo en la boca
y la fuerza en la estima;
como el viento tranquilo
que mueve la tierra
la cambia de paisaje
y la acomoda.
Pasa el calor
y pasa el frío
en bonanzas de estaciones,
asiladas en la soga
que un día nos unió
en el mundo que aprendimos
y observamos desde lejos
en lo alto de la loma.
Pasó y volvió
la buena nueva de siempre,
la del encuentro de antes
la del encuentro de ahora
la de miradas limpias
y corazones de acuario
enlazados en la alegría
que vira y frunce la ciaboga.
Qué lindo Paquita!!Suerte di con tu blog. Por acá te leo más cómoda.
ResponderEliminarUn beso!
Un placer entrar a tu blog
ResponderEliminarSe disfruta amiga
Un beso de luz