Desde ayer
mi luna es una sombra.
Mis pies
ya no pisan de tacones.
Me escuecen las miradas
y me saben tan amargos
esos rayitos de luz
Si me saco
los dientes y los ojos
el epitelio de la risa
y el vampiro del amor,
podré morir tranquila
agazapada al oasis
de un desierto oscuro
inhumano, imperdonable.
silencioso y helado.
Mi suerte
es un castigo divino
un cambiante sortilegio
un cuento de mentiras
y una pobre injusticia.
Desde ayer
algunos niños no lloran
están muertos en mi dicha
se han ido a otro mundo
porque yo no he sabido
acogerlos en mi voz.
De este ayer
hace tantos días
y tantas noches
que me estoy acabando
tan cruda y tan marchita
al final de aquella rosa
que habitó en un jarrón.
Hola Claudieta, amiga, que bonito sentir me has dejado aún con el sentimiento y fuerza de tus palabras
ResponderEliminarUn ebsote de luz a tu corazón estas en el mío amiga
Monica Suhurt
http://lamoradadelossueno.blogspot.com/
Triste final de la rosa, pero precioso verso,
ResponderEliminarun placer pasar por tu casa.
que tengas una feliz semana.