
Yo no hago los milagros
ni conservo la clemencia.
Ni soy de rizos cuando llueve
ni de chanclos ni abarcas
No desparramo las reliquias
ni guardo en desorden las penas.
No sé nada de nudos marineros
ni de puntos de sastre y modista.
No sé de serpientes rectilíneas
ni bichos raros del demonio.
No tengo el don del inocente
ni soy apta para lloros simulados
No me dan premios en concursos
ni me suenan los oídos a lisonjas.
No digo mucho de mentiras
ni aplaudo al lelo y malcarado.
No espero más de diez minutos
ni permito que me esperen en la silla.
Ni poseo gracia curandera
ni sano con las manos imponentes
Pero impido el hipo y el eructo
con el toque femenino de un beso.
Muy bien trazado y bello.
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