
cuando él entraba en mi espacio
yo, me aflojaba
caían las estrellas de mis ojos
mi pelo se volvía seda
no podía verle
pero algo calmaba mis células
se quedaban inertes
yo temía su necropsia
era feliz por un instante
y temerosa por otro tanto
hasta ver flotar las estrellas
en un mar de incertidumbres
no me podían llevar
yo me escurría en lágrimas
hasta el infinito de los pecados.
El día que volví
no había miedo ni estrellas
sólo tierra seca.
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