Le leo para que me toque
con los dedos virtuosos del arpa.
No hay huellas digitales
ni signos de lo pasado.
Nada puedo hacer cuando le leo
y me suenan dentro sus acordes.
Canturreaba la cigarra
sin pensar en las hormigas
ni en los gusanos rastreros
ni en las feas culebritas.
Se le acabó el verano
musicando y sin prisas
y le llegó el invierno
sin cobijo ni codicia.
Quizá se muera de frío
de pena y de envidia
pero quiero ser cigarra
y nunca ser hormiguita.